con una sola calle
y una sola tasca
y una sola fuente,
con una lengua tan linda
que no pudiera llamarse Lengua,
con una historia tan corta
que no pudiera llamarse Historia,
con mujeres feas y torcidas
que se entregaran a cualquiera
sin promesas ni para siempres,
hubiera yo nacido en una tierra
sin nadie a quien atacar
y nadie a quien defender,
sin ningún caballo de mármol
que deba soportar a un héroe
con más pedestal que estatua,
¡hubiera yo nacido
en un lugar tan pequeño
que no supiera de himnos
ni de orgullos
ni conquistas
ni banderas!